Muffin, oh muffin!

Todas las mañanas paso por la tienda de la esquina, saludo al encargado y miro desinteresadamente el interior, lo hago así porque sospecho que el hombre que ahí trabaja ya se dio cuenta que mi ansiedad alcanza niveles insospechados y que me late el ojo cuando me asomo a mirar y no encuentro a mi nuevo mejor amigo: el muffin de chocolate. Puede sonar un poco exagerado esto de "mejor amigo", puede, pero no es así. Tendrían que verlo tan chiquito, esponjoso y solito mirándote con sus trozos de chocolate, listo a escucharte y acompañarte hasta que ya no aguantes más y te lo comas de 10 mordidas. Ese muffin de chocolate tiene mucho más que mi amistad y mi agradecimiento, él me hace feliz...
No estoy exagerando, si hay algo que yo conozco bien es el chocolate y este es de los buenos, debo reconocer que si me gusta tanto(aunque no es solo un gusto, esto es amor) es a causa de su parecido con la torta de chocolate que yo preparo, que es la mejor que he probado en mi vida(trato de ser modesta).

He oído decir que el amor llega cuando menos lo esperas, que si dejas de buscar lo encontrarás, pues eso fue lo que pasó. Conozco muchas pastelerías en esta ciudad pero encontré el muffin en la bodega de la esquina de mi casa donde lo compré por probar sin esperar que sea gran cosa. Cuesta un euro con veinte centavos, no me llevará a la ruina porque casi nunca lo encuentro y no he preguntado cual es el día de entrega porque no quiero sonar desesperada, además estoy esperando que la chica que vive conmigo lo haga porque ella le ha tomado cariño.

Mi nuevo mejor amigo NO es rico, NO está bueno, NO es agradable, menos delicioso, ese muffin de chocolate con trocitos de chocolate es orgásmico... y voy a bajar ahora mismo a mirar si está porque creo que me está llamando...