Sunday, February 03, 2008

Resumiendo

Son demasiadas cosas, cada una vino por su lado y al final se encontraron en la esquina de mi mesa de noche. Cuando desperté ya estaban ahí, esperando que abriera un ojo para poder ver mi expresión de espanto al verlas.

Me fui, ya regresé. Unas semanas en mi país exótico, república bananera de exiliados sin identidad, me bastaron para enredarme un poquito más la vida y darle gusto de novela latinoamericana a mis exageraciones.
Las 30 horas de espera en el aeropuerto de Frackfurt me dieron la paz que necesitaba para darle una revisada a mi vida, como una revisión de mecánico. Me di cuenta observando en retrospectiva que no estaba parada donde yo creía, que salía con un tipo por razones equivocadas y que pensaba cometer una serie de errores llegando a mi patria. Resultó tan buen ejercicio que hasta agradecí estar en ese limbo de espera y me llené de optimismo pensando que si me quedo en un lugar como aquel debe ser por algo. Fue entonces que vi uno de lo amaneceres mas hermosos que he visto en mi vida.

Qué bonito hubiese quedado todo ahí, verdad? Pero no.
Mi tolerancia había llegado a algo muy parecido a la estupidez por lo que decidí volverme un poquito más cínica, más sincera y por lo tanto más inoportuna. Bueno, eso que decidí no es muy exacto en realidad no es algo que controlo, simplemente pasó. Como las casualidades de mi viaje.
Entonces, disfruté cada segundo y minuto que pasé observando a la gente que perturbo. Y calculé mis movimientos y palabras para perturbarlas un poco más, así logré desenredar una parte de esa vida que me persigue y la enredé de otro lado que me está volviendo loca.
La locura, mi locura tiene sus fases como la luna. Cuando está en la más crítica me lleva a hacer una que otra tontería como querer tirarme del cuarto piso de algún edificio y pensar si la sangre combinará o no con el suelo y la ropa, porque quizás no se vea bien en el periódico. O sea, tantas palabras con orden pero sin sentido son mi delirio que con el tiempo se agudiza, mi delirio que hará que dejes este texto a la mitad por no tener propósito.

Resumiendo, escribir esto me libera de no meter la pata en otro lado, esto me permite quejarme sin hacerlo realmente, esto me da aire para no quitártelo a ti.
Porque el martilleo de mi vecino a las nueve de la mañana de un domingo me está matando como este minuto en el que vienen tantas cosas a mi cabeza que me invade una sensación extraña que sospecho me hará perder el control un día de estos, porque nadie me escucha sino digo lo que quieren escuchar, porque tengo clases mañana temprano y no puedo pararme de esta silla, porque he perdido a alguien y no sé quien es, porque tengo sueños extraños que me llenan de culpa, porque ya no sé lo que estoy diciendo, porque tengo que hacer algo que ignoro, porque hay algo o alguien ahí, porque estoy perdiendo mi fe y porque si hoy no soy feliz es probable que sólo me haga falta escribir.

1 comment:

Ricardo Milla said...

Asu! ok...
Piensa pues, y sigue pensando.
Mucho no entendí, capte algunas cosas, pero otras no, en fin, creo que empezaste el año de manera muy peculiar, será motivo de pensar y seguir pensando.
Bueno, no pierdas la esperanza ni la fe, se feliz con lo que haces y pensando locuras.
Saludos,
Ricardo.