Ayer estuve en una clínica haciéndome una ecografía, cosa que me mandó a hacer mi doctora cuando le dije que sentía que alguno de mis órganos vitales se me estaba pudriendo o que quizás tenga un Pacman jugando a comerse mi hígado en lugar de las bolitas del juego. Pues resultó que no tengo ni lo uno ni lo otro. Es sólo una piedra, un cálculo en la vesícula que se traduce en "Te va a doler así que te aguantas y cuando ya no puedas soportarlo le preguntamos a alguien que sí sepa si debemos operarte o no, claro que si te duele en otro lado es tu culpa porque solo tienes estrés así que relájate"
Después de la clínica y la doctora estuve en el banco hablando con mi consejera para cambiar mi tarjeta y pedirle un crédito, como la señorita iba de salida y yo me voy de vacaciones me dio una cita para el mismo día a las cinco de la tarde. Entonces regresé a casa, era la una de la tarde y no había comido nada por la cuestión esta de la ecografíia abdominal.
Así iba yo, con hambre y sin ganas pensando en lo que me preparé al llegar a casa, cedí a la tentación de comprarme algo porque pensaba cocinar algo suculento que ahora ni siquiera recuerdo.
Entré al edificio donde vivo, pasé por el primer piso, ya solo faltaba uno para llegar al mío, vi la puerta del primer piso que estaba entreabierta, seguí subiendo y la puerta se abrió y la señora que vive ahí me llamó entre ahogos.
Era mi vecina, una señora de unos 80 años, que siempre tiene una gabardina negra encima y que da la impresión de haber estado bajo la lluvia aún cuando recién sale de su casa. La señora trataba de explicarme que su medicamento se le había acabado y que estaba esperando que le llegara. Yo le dije que iba a subir a dejar mis cosas, es decir dejar mi bolso y buscar a mi roomate para que me ayude porque ella ya había pasado por esto con la misma señora, pero no la encontré, solo encontré a mi nuevo roomate que se cambió rapidamente para bajar a ayudarme.
Al principio no quiso dejarnos entrar a su casa, luego mi amigo la cogió por el brazo y la hizo entrar para buscar sus pastillas, fue entonces que vi al abandono de frente a los ojos. Era un hueco pequeño en el pantalón de algodón que tenía puesto la señora, me miró a los ojos y me dijo estoy aquí, soy tu vecino.
Llamamos al 911, porque la señora se ahogaba, según ella estaba sufriendo un ataque de pánico, la chica de emergencias me dijo que esperara un minuto mientras me pasaba con alguien más. Este señor , médico al parecer ya sabiendo el apellido de la señora me dijo que ella ya ha llamado en la mañana y su médico habló con ella, pregúntale que le dijo. Se lo pregunté mientras ella me apretaba el brazo y ella no se acordaba. Yo le dije al hombre ese que la señora se veía mal, que estaba ahogándose y que parecía tener una crisis de algo. Me dijo que bueno, que mandaría un doctor en 45 minutos o una hora y que entendía lo incómodo de la situación puesto que yo era la vecina.
Mientras esperamos, mi amigo bajo a preguntarle a los chicos que viven abajo si tenían Paracetamol que es lo que pedía la señora, subió con uno de ellos y con el Paracetamol pero yo agarrando a la señora con una mano y buscando con la otra encontré una caja, se los tomó y los vomitó en la alfombra. Al verla no noté ninguna diferencia con el resto de ella. La sala estaba muy desordenada los muebles descuidados, el cuero del sofa desgarrado y la mesa del comedor llena de papeles y libros como un deposito al que solo vas a tirar cosas que no sabes donde ponerlas.
Volvimos a llamar a Emergencias dieron que legarían en 5 minutos. Mientras tanto la señora se sentó, se paró, vomitó y nos dijo que había acabado su medicamento, que necesitaba un tranquilizante y que era por eso que se ponía así. Pidiósu bolso, se lo dimos y sacó veitne euros, se los extendió a mi amigo y le dijo que ella saabía lo que necesitaba: alcohol. Una botella de vino Rosé por favor. Para que contar nuestra reacción.
Por fin , después de una hora llegó el médico, le hizo preguntas, la señora por fin me soltó el brazo, el chico de abajo me dijo: "Tienes que ver la cocina..." Yo fui y quedé en shock, sin exagerar, tal y como fueron las cosas, una cosa absurda, imposible de describir, basura y basura ropa en el piso , un gato, el caos, el abandono.
El doctor seguía haciendo preguntas mientras la examinaba, la señora medio delirante le respondía, le preguntó su edad y ella respondió 60. No estaba mintiendo, la señra tenía se-sen-ta años y yo pensé que eran 80. Antes de irnos y que se la llevarán a ella porque necesitaban internarla por las complicaciones de su estado. Mis amigos y yo entramos al resto de la casa a ver si habían medicamentos que pudieran servirle al doctor para el diagnóstico de la señora, todo era un desastre y al final una puerta. El chico me dijo que no se atrevía a entrar y yo tampoco me atreví, si uno no se imagina lo que hay detrás de la puerta de cada casa, yo ya no quería ver más de esa.
1 comment:
qué tristeza. El abandono de uno mismo es millones de veces peor que si el mundo entero te abandona. Lo peor es que uno mismo puede ver el delirio de los demás porque siempre hay algo que se reconoce de uno mismo .
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